
“Buenas noches, melillenses:
La luz y la música que impregnan nuestra ciudad por estas fechas nos envuelven en la Navidad, donde los abrazos y las sonrisas adquieren un calor distinto.
Son días de celebración. Os traslado, de corazón, mis mejores deseos para estas fiestas y el tiempo que siempre está por venir. Porque vivir es avanzar. Y avanzar es vivir…
Las navidades también invitan a la reflexión; a recordar lo vivido y a pensar en el nuevo año.
Afrontamos la última semana de 2022, el año que, con cautela, ha ido devolviéndonos el modo de vivir que la pandemia COVID-19 nos había arrebatado. Pero, después del tremendo dolor experimentado, nada será igual. Siempre recordaremos a quienes ya no están. Mi cariño y respeto a sus seres queridos.
Si 2020 estuvo marcado por el confinamiento y el 2021 nació ligado a la vacuna, 2022 nos ha acercado mucho a la deseada normalidad. No obstante, y como hace un año y como hace dos, os pido cautela y prudencia. Cuidémonos siempre, cuidémonos todos.
En Melilla, si hubiera que resumir el regreso a la normalidad con un momento, el recuerdo nos llevaría a una medianoche -la del pasado 17 de mayo- en un lugar -el puesto fronterizo de Beni Enzar-. Era la reapertura de la frontera. Nada de lo que se pueda decir es comparable a lo que sintieron quienes entonces podían volver a abrazar a sus familias dos años y dos meses después.
Con el paso ya abierto, es imperativo -y mi deseo- que el próximo año la frontera con nuestros vecinos retome la plena normalización, de manera ordenada, en la circulación de personas y de mercancías y así recuperar las buenas relaciones que siempre deben existir entre países vecinos, como somos España y Marruecos.
Quiero ser optimista y confío en que, aunque hay aspectos que mejorar, también exista una voluntad clara de cooperación estrecha. De reciprocidad. Y de buena vecindad.
No solo eso. Por nuestra condición de frontera sur de Europa, las diplomacias española y europea tienen que seguir fomentando vías conjuntas de negociación. Es cierto que la diplomacia requiere tiempo y mucha discreción para lograr resultados satisfactorios, y que las relaciones diplomáticas exigen mesura y pasos cortos para alcanzar los objetivos. Pero tampoco hay que olvidar que cierta firmeza da mejores resultados que la tibieza.
También relacionado con los límites fronterizos, el año 2022 nos deja el recuerdo amargo, doloroso e imborrable del salto a la valla producido el pasado 24 de junio. Una tragedia humana que se cobró vidas, algo que no tendría que haber sucedido nunca.
Los saltos masivos y violentos a la valla fronteriza no pueden ser la opción para solventar las dramáticas situaciones de miserias y persecuciones que sufren los migrantes en sus países de origen.
Las fronteras no deben ser violentadas y tienen que estar protegidas con medios humanos y materiales adecuados y proporcionados.
Somos la frontera sur de Europa. Y eso significa que cruzar la frontera -o saltar la valla- es entrar en Europa.
Los melillenses necesitamos ser escuchados, entendidos y atendidos en las instituciones europeas. Por ejemplo, en el Comité de Regiones Europeas, con cuyos máximos responsables me reuní el pasado mes de junio en Bruselas.
Apenas tres meses después, miembros de ese Comité viajaban hasta Melilla. Lo hacían por primera vez. Y lo hicieron para conocer de primera mano la situación de nuestra ciudad, que reflejaron en un informe que fue entregado, junto con una carta mía, a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea y que sirvió para que, posteriormente, y también por primera vez, se incluyera la situación de Ceuta y de Melilla en el orden del día del Pleno del Comité de Regiones Europeas celebrado el pasado 1 de diciembre, que motivó mi vuelta a Bruselas para intervenir en la preparación del informe que se presentaba en el mencionado Pleno, además de mantener varias reuniones de trabajo con distintos responsables en competencias que afectan a Melilla.
Se trata de que nos escuchen siempre, y no solo de que nos vean cuando se produce uno de los denominados saltos a la valla.
Hay más objetivos que hemos de perseguir de manera clara y decidida, como hacer valer nuestra condición de región transfronteriza e insular para que se nos dote de un régimen económico especial europeo, la declaración de Melilla como Zona Económica Especial o la integración en la Unión Aduanera Europea, compensada con un estatus especial, similar al de las regiones ultraperiféricas.
Melilla, lo he dicho siempre, se defiende desde España y desde la Unión Europea; desde Madrid y desde Bruselas.
En esa línea, es imperativo que Melilla tenga presencia en Europa, y la va a tener. Las gestiones que inicié en junio, y tras meses de conversaciones y trámites con el embajador de España ante la Unión Europea, con el secretario de Estado para la UE y con el ministerio correspondiente (Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación) han dado sus frutos.
Hoy les anuncio que la obtención de la autorización que permitirá abrir una oficina en la sede de la Representación Permanente de España en la Unión Europea, donde ya están ubicadas seis regiones (Madrid, Aragón, Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha y La Rioja), es inminente.
Queda mucho por hacer en Bruselas, pero el camino -ahora sí- ya está iniciado. Nunca un presidente de Melilla había estado allí para hacer oír nuestra voz. Nunca se había escuchado tanto el nombre de Melilla en las instituciones europeas. Nunca se ha tenido una sede, y se va a tener.
Hacer oír nuestra voz en el corazón de Bruselas es crucial para nuestro futuro. Desdeñarlo, como se ha hecho durante tantos años, es irresponsable.
Como demuestra cada día, nuestra ciudad atesora potencial y está preparada para afrontar los retos venideros. Desde el Gobierno de Melilla ya hemos confeccionado el proyecto de Presupuestos para 2023. Un año más, y como marca la hoja de ruta que nos dimos con este Ejecutivo, tiene un marcado carácter social. Algo que solo se consigue desde la convicción de querer construir una ciudad mejor para todos. Esos Presupuestos, aprobados por el Consejo de Gobierno hace unos días, pasarán la próxima semana por el Pleno de la Asamblea para la correspondiente aprobación.
En este balance, y como ya hiciera los años anteriores, no quiero pasar por alto el importante Plan Estratégico 2020-2029. Tampoco el Plan Integral de Desarrollo Socioeconómico de la ciudad de Melilla, diseñado por el Gobierno de España. Son, ya lo sabéis, dos proyectos complementarios que conforman la columna vertebral para nuestra transformación económica y social.
Melillenses, hemos pasado dificultades y afrontado adversidades. La legislatura, aunque haya quien lo pretenda, no ha terminado. Trabajamos por y para Melilla. Y seguimos haciéndolo. Sin descanso. Así hemos sabido responder a los retos que como ciudad y como Ciudad Autónoma se nos han planteado.
Antes de terminar, permitidme que en esta Nochebuena tenga un agradecimiento especial a quienes, con enorme responsabilidad social, renuncian a su disfrute personal para cuidar de nosotros. Policía Local, Bomberos, Protección Civil, 112, Policía Nacional, Guardia Civil, personal sanitario y de la salud, trabajadores de Prisiones, Fuerzas Armadas, periodistas, taxistas, camareros y operarios de limpieza… A todos cuantos nos cuidan y protegen: gracias.
Mi reconocimiento también a las personas con discapacidad que hacen un ejemplo de su día a día. Un sentido abrazo a quienes buscan recuperar la salud perdida. Y todo mi cariño para quienes por su situación económica, personal o familiar no pueden disfrutar de estas fechas.
Gracias a cuantos en 2022 habéis llevado, con orgullo, el nombre y la bandera de Melilla por toda España y el resto del mundo. Sois, recordadlo siempre, los mejores embajadores de nuestra tierra.
En estas fechas y para cada día: mis mejores deseos de armonía y paz; concordia y progreso. Feliz Navidad y todo lo mejor para el nuevo año.
Muchas felicidades”.