
Tras la presentación de los tres ponentes por el moderador, Antonio Ramírez Vélez, él mismo introdujo una primera cuestión de que si en Melilla
hay suficiente conciencia de que el problema de la inmigración es realmente
un problema europeo.
Carlos Montero explicó que los países de Europa están siendo conscientes,
cada vez más, de que se trata de un problema europeo. Precisamente, en
estos días, se está viviendo algo similar en la frontera entre Polonia y
Bielorrusia; y antes han ocurrido situaciones similares en Ceuta, Grecia e
Italia.
El número actual de residentes en el CETI es de aproximadamente unas
400 personas, mientras que en algunas ocasiones ha llegado a ser de 2.000
e incluso más.
En este sentido, explicó que existen dos factores principales para esta
disminución: en primer lugar, el cierre de la frontera, que ha llevado una
caída brusca de la inmigración. Además, hay que tener en cuenta, que
hasta ese momento muchos de los inmigrantes que lograban entrar tenían
rasgos árabes, lo cual les había facilitado la obtención de documentación
falsa y la posibilidad de pasar la frontera; en segundo lugar, la propia
pandemia, que ha llevado a cierres fronterizos, no solo entre Marruecos y
España, sino entre la mayoría de los países.
No obstante lo anterior, en Canarias está subiendo la inmigración, concretamente en un ciento catorce por cien en 2021. Es decir, la inmigración es como un sistema de vasos comunicantes, en el cual, si see ncuentran dificultades u obstrucciones en un punto concreto, la propiaf uerza del flujo logra abrirse en otro punto para salir por él.
Hay otros muchos factores que inciden en los fenómenos de inmigración en
el norte de África, tales como la existencia de guerras, persecuciones,
terrorismo, e incluso el brusco y persistente incremento de la población en África en general. En definitiva, cualquier factor geopolítico que sufra una variación, tiene o tendrá su influencia en la evolución del fenómenoi nmigratorio.
José María Serrano afirmó que tanto Canarias como Ceuta y Melilla son
fronteras europeas; y que lo que buscan los inmigrantes es, indudablemente, entrar en Europa. El caso de los menores no acompañados en simplemente una nueva forma en que se presenta el fenómeno de la inmigración. Empezó a principios de la década de 2000, pero también ha llegado para quedarse.
El fenómeno general de la inmigración en Melilla, desde su irrupción a
principios de los años 90, fue inicialmente dictaminado incorrectamente en
su verdadera naturaleza. Se pensó entonces que se trataba de un
fenómeno puntual, en lugar de considerarse como un nuevo problema que había llegado para permanecer, si bien con oscilaciones. Así llevamos unos
30 años.
Por otra parte, la problemática migratoria es impredecible. Hay días en que entran dos personas en un salto puntual de la valla; mientras que otro día
cualquiera entran súbitamente cientos de migrantes.
España tiene ya un considerable bagaje en experiencia y gestión de la
inmigración. Llevamos muchos años ya lidiando con este problema. Significa que se han ido creando para acometer el día a día de estep rograma. No es extraño, por tanto, que el CETI de Melilla haya sido considerado en numerosas ocasiones como un ejemplo de referencia a nivel europeo de una “buena práctica” en materia de admiración.
Europa, solamente desde hace dos o tres años, es cuando ha empezado a
tomar conciencia de que se trata de un problema de naturaleza europea.
Antes, los países del norte de Europa consideraban que se trataba de un
problema específico y propio de los países europeos ribereños del
Mediterráneo. Hoy en día, la situación está cambiando poco a poco. Lo
hemos visto en el caso de Ceuta; y lo estamos viendo ahora en la frontera
de Polonia.
Hay otros muchos factores que inciden en los fenómenos de inmigración en
el norte de África, tales como la existencia de guerras, persecuciones,
terrorismo, e incluso el brusco y persistente incremento de la población en África en general. En definitiva, cualquier factor geopolítico que sufra una variación, tiene o tendrá su influencia en la evolución del fenómeno
inmigratorio.
José María Serrano afirmó que tanto Canarias como Ceuta y Melilla son
fronteras europeas; y que lo que buscan los inmigrantes es, indudablemente, entrar en Europa. El caso de los menores no acompañados en simplemente una nueva forma en que se presenta el fenómeno de la inmigración. Empezó a principios de la década de 2000, pero también ha llegado para quedarse.
El fenómeno general de la inmigración en Melilla, desde su irrupción a
principios de los años 90, fue inicialmente dictaminado incorrectamente en su verdadera naturaleza. Se pensó entonces que se trataba de un fenómeno puntual, en lugar de considerarse como un nuevo problema quehabía llegado para permanecer, si bien con oscilaciones. Así llevamos unos 30 años.
Por otra parte, la problemática migratoria es impredecible. Hay días en que entran dos personas en un salto puntual de la valla; mientras que otro día
cualquiera entran súbitamente cientos de migrantes.
España tiene ya un considerable bagaje en experiencia y gestión de la
inmigración. Llevamos muchos años ya lidiando con este problema.
Significa que se han ido creando para acometer el día a día de este
programa. No es extraño, por tanto, que el CETI de Melilla haya sido
considerado en numerosas ocasiones como un ejemplo de referencia a nivel
europeo de una “buena práctica” en materia de admiración.
Europa, solamente desde hace dos o tres años, es cuando ha empezado a
tomar conciencia de que se trata de un problema de naturaleza europea.
Antes, los países del norte de Europa consideraban que se trataba de un
problema específico y propio de los países europeos ribereños del
Mediterráneo. Hoy en día, la situación está cambiando poco a poco. Lo
hemos visto en el caso de Ceuta; y lo estamos viendo ahora en la frontera
de Polonia.
mejor, disminuir a su mínima expresión, el fenómeno inmigratorio masivo.
En definitiva: la solución está más en el origen de la inmigración que en el
destino de la misma.